17.5.23

Karin Boye. Eternidad

Una vez nuestro verano
duraba una eternidad. 
Caminábamos bajo el sol
en días sin final. 
Nos hundíamos en verdes y olorosas
profundidades insondables
y no sentíamos angustia
ante el atardecer. 
   
A dónde fue después nuestra eternidad?
Cómo pudimos olvidar
su sagrado secreto?
Nuestro día de volvió demasiado corto. 
Nos esforzamos casi paralizados, 
formamos para el combate
una obra, que será eterna
y su esencia es el tiempo. 
   
Mas aún nos llegan fragmentos
a nuestros brazos
momentos en los que estamos lejos
de metas y nombres, 
cuando el sol cae en silencio
sobre briznas solitarias 
y todas nuestras búsquedas nos parecen
un juego y un préstamo. 
   
Es entonces que presentimos 
la condición que se nos dio:
arder en el instante
de los vivos, 
y olvidar lo temporal, 
que permanece y es
para el segundo creador, 
patrón que nunca se alcanza. 


De "En el nombre de los árboles"
     

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