Me aprendí de memoria el poema Renacimiento, de ocho páginas, de Edna Saint Vincent Millay. Me lo recitaba a mí misma con frecuencia. Los versos eran tan hermosos que me hacían feliz, pero era la tristeza y el dolor y la sensación de renovación las que me daban esperanza.
Porque el este y el oeste pellizcarán el corazónque no los puede separar con fuerzay el cielo caerá poco a pocosobre aquel cuya alma es plana.
De "Zami. Una nueva forma de escribir mi nombre"
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