Preludio
Durante la noche, se había formado en el suelo de nuestra cocina un gran charco, tan silencioso e inesperado que parecía un espejismo. Una tubería suelta debajo del fregadero había estado perdiendo agua, que se fue filtrando sin hacer ruido hacia los dos pisos de abajo. Esta escena, con la que nos despertamos en la mañana del noveno cumpleaños de nuestro hijo, fue el más dramático, pero no el único, destrozo ocasionado por el agua.
Principio de "Corrientes subterráneas. Una historia de Berlín"
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