Un retrato me has pedido,
y aunque es alhaja costosa
a mi recato,
por lograrte agradecido,
si he dicho que soy hermosa,
me retracto.
El carecer de belleza
con paciencia lo he llevado;
mas repara
en que ya a cansarme empieza
y aunque lo niegue mi agrado,
me da en cara.
Pero, pues precepto ha sido,
va a un retrato reducida
mi figura,
y porque sea parecido
ha de ser cosa perdida
la pintura.
No siendo largo mi rizo,
a todos parece bien
mi cabello,
porque tiene tal hechizo,
que dicen cuantos lo ven
que es rebello.
(...)
En "Poéticas. Antología de mujeres del siglo XVII"
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