cuál nuestra culpa? Todos estamos
desnudos, nadie está a salvo. Y de dónde proviene
el valor: la pregunta sin respuesta,
la duda firme -
que convoca sin palabras y escucha sin oídos-que
en la desgracia, e incluso en la muerte,
conforta a los demás
y que, en su derrota, alienta
al espíritu a ser fuerte. Feliz
y juicioso aquel
que consiente la muerte
y, en su prisión, se eleva
sobre sí mismo,
como el mar sobre la sima, luchando
por ser libre e incapaz de serlo,
y en su rendición
encuentra su pervivencia.
Así se comporta quien
siente con vigor. Incluso el pájaro
se crece cuando canta, se vuelve
más alto. Aunque esté cautivo,
su poderoso canto
dice: qué mezquina es la satisfacción
y qué pura la dicha.
En eso consiste ser mortal.
En eso consiste ser eterno.
En "Antología de las poetas estadounidenses"
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