como si el color y el contorno
fueran prescindibles: el faro
extinto, las puntas de los píceos de las islas
se beben como leche en la
emulsión universal; las casas
vuelven a lo perdido
y se olvidan; el granito
subsumido, un rumor
en el murmullo del océano.
Sin embargo,
es una definición tangible,
no se ha desterrado del todo; cuelgan
borla a borla bejunquillos,
paniculadas y flechillas,
unquillos, pilosellas en flor,
y los escaramujos de la estación pasada
se visten de campanadas
silenciadas del cristal
marino más fino, más claro.
La opacidad
abre espacios, es un escaparate
para la flor de la luna
corola, como Georgia
O'Keefe pudo haberla visto,
de sirenas de la niebla,
las campanulas de las boyas,
la filigrana lineal
de las voces de los pájaros.
En "Antología de las poetas estadounidenses"
No hay comentarios:
Publicar un comentario