Intento recordar ahora, pasados veinte años, cómo, lo que iba a ser un prólogo, se convirtió en una investigación de más de setenta páginas, y terminó por conformar el "Estudio preliminar" que aquí se recoge. De qué modo, enfrentada al reto de tener que ser coautora de una antología de mujeres poetas a fines del siglo XX, me avine a hacerla, mientras a mi alrededor algunos la encontraban inevitable, y otros murmuraban sobre el sinsentido de encerrarlas en un gueto. Estaba perpleja. Había aceptado el desafío, interesante si los hay, de trabajar en lo que me gusta: leer, y más aún conocer de primera mano la obra de mis congéneres, pero tampoco quería hacer el ridículo, ni dejarlas mal paradas. Cómo iba a demostrar ante el mundo la necesidad de una selección exclusiva de mujeres, en los albores del nuevo milenio?
Del prólogo de "Ellas tienen la palabra"
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