24.3.24

Rebecca Makkai. Tengo algunas preguntas para usted

"Has oído hablar de ella", digo, como un desafía, una certeza. A la mujer sentada en el taburete de al lado en el bar del hotel, que ha cometido el error de entablar conversación; al dentista, que se queda sin preguntas sobre mis hijos y se interesa por lo que he estado haciendo.
A veces saben a quién me refiero de inmediato. Otras preguntan: "No fue ese en el que el tipo la tuvo encerrada en el sótano?".
No! No. Ese no.
Ese en el que la apuñalaban? No. En el que se subía a un taxi con...? Esa era otra chica. Ese en el que ella iba a la fiesta de la fraternidad, en el que él usaba un palo, en el que utilizaba un martillo, en el que ella lo conocía en un centro de rehabilitación y él...? No. Ese en el que él la miraba correr todos los días?
Ese en el que ella cometió el error de decirle que no le venía la regla? El del tío paterno? Espera, el otro del tío paterno?
No, el de la piscina. El del alcohol en el..., el pelo de ella alrededor de..., con el tipo que confesó... Exacto. Ese.
Asienten, reconfortados por... Por qué?
La mujer del taburete de al lado saca el tallo de apio de su Bloody Mary y lo mordisquea. E dentista me pide que me enjuague. Le dan vueltas a su nombre en la lengua, en la memoria.
-De ese me acuerdo perfectamente -dicen.
"Ese", porqeu qué es ella ahora sino un caso? Un caso que se conoce o no, un caso con un conjunto limitado de detalles, un caso que, para dominarlo, requiere memorizar mapas y cronologías.
-El del internado! -exclama-. Claro que me acuerdo, el del vídeo. Tú la conocías?
Es la de la foto que sale si se busca "asesinato en New Hampshire", al lado de otras fotografías policiales de las tragedias relacionadas con las metanfetaminas de los últimos años. La foto -ella riéndose con la boca, no con los ojos, un signo de profunda infelicidad- suele derivar en clickbait. Solo es un recorte de la fotografía del equipo de tenis que sale en el anuario escolar; quien conoció a Thalia puede ver que no estaba realmente disgustada, simplemente le sonreía sin ganas a la cámara.
Fue el caso ese del que se habló tanto.
Ese en el que ella era suficientemente joven, blanca, guapa y rica como para que la gente le prestara atención.
Ese en el que todos éramos suficientemente jóvenes para pensar que alguien más listo que nosotros tendría las respuestas.
Ese en el que quizás nos equivocamos.
Ese en el que todos, colectivamente, cada uno soportando solo el peso de una pluma, quizás nos equivocamos.


Prólogo del libro "Tengo unas preguntas para usted"
    

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