Helga siempre había esperado de la vida -contra toda lógica- mucho más de lo que esta podía darle. Las personas como ella se mueven entre nosotros y no difieren demasiado por su aspecto de aquellas que, por instinto, organizan sus asuntos y encuentran el sitio exacto que, por físico, aptitudes y entorno, les corresponde en el mundo. En lo tocante a estos tres factores, Helga solo estaba mediocremente dotada.
De "El paraguas"
En "Felicidad perversa"
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