No había «nada para él» en Inglaterra.
-No había protección oficial. Ah, no. Nada de protección oficial.
Mi abuela dijo aquello con indignación. Y si hubiese estado mi madre, habría meneado la cabeza y añadido:
-No había nada, no. Nada.
Hablaban de mi abuelo, que después de la guerra había trabajado en Venezuela. Mi abuelos vivieron ocho años allí, en la colonia de la Shell Oil, en la orilla este del lago Maracaibo. Su casa -una casa de la empresa- era una cabaña sobre pilotes, amplia y bien equipada.
Principio de "Mis fantasmas"
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