25.10.24

Yirama Castaño. Parque nevado

Comienzo con la paciencia
      que me concede el corazón de un pájaro
   
Desde ayer late en mí un escudo para el tiempo
   
Entonces, 
la muerte es nuestro gran espejo
   
Acerca su manto a contraluz
    y cuando llega la videncia 
        nos quedamos dentro
   
Damos pasos largos
    entre cintura y espasmo
   
En el deslizar de la cascada
    el agua corre por las venas
   
Abrazo de las piedras
donde no hay espacio para las fisuras del invento
   
El bosque es el único encanto:
    sigilo y guardián de los silencios
   
Recogimos el temblor en nuestros cuerpos
   
Como talismán
    tomé el cristal de las batallas


En "Pájaros de sombra. Diecisiete poetas colombianas (1989-1964)"
    

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