15.12.24

Ursula K. Le Guin. Las tumbas de Atuan

-Vuelve,  Tenar! Vuelve a casa!
En el hondo valle, a la luz del crepúsculo, los manzanos estaban en vísperas de florecer; aquí y allá entre las ramas sombrías se había abierto una flor temprana, blanca y rosada, como una estrella débil. Entre los árboles del huerto, sobre la hierba nueva, tupida y húmeda, la niña corría por la alegría de correr; al oír que la llamaban no regresó en seguida, y dio una larga vuelta antes de mirar otra vez hacia la casa. La madre esperaba en la puerta de la cabaña, con el hogar encendido detrás de ella, y contemplaba la figura diminuta que corría u saltaba,revoloteando como una pelusa de cardo pro encima de la hierba cada vez más oscura bajo los árboles.


Principio de "Las tumbas de Atuan"
   (Historias de Terramar. 2)

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