15.2.25

Marisa Madieri. El claro del bosque

Definirlo como un prado especial sería excesivo. Era un prado cualquiera, situado en medio de un bosque de robles, pinos negrales y matas de enebro. No estaba ni siquiera bien nivelado. Aquí y allí montones de tierra y piedras creaban unas montañitas asimétricas y alguna aspereza en el terreno, que en el punto más bajo albergaba un charco de agua estancada, verdusca y fangosa. Sin embargo, en comparación con otros se encontraba en una zona muy tranquila, completamente aislada, de manera que sus habitantes llevaban una vida regular y en paz, escandida por los ritmos inmutables de las estaciones.


Principio de "El claro del bosque"
     

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