se elevan orgullosas, fulgurantes, blancas como nieve blanquísima!
Sosegadas se deslizan para morir al fin en calma,
disolviéndose lentamente en un chaparrón de frescas gotas.
Majestuosas nubes: hacia la vida, hacia la muerte
avanzan sonriendo en un resplandor de sol brillante
sin oscura pena alguna en el éter tan claro,
con un grandioso y calmo desprecio por su propio sino.
Ojalá me fuera concedido poder elevarme a lo alto, festivamente
orgullosa como ellas, a donde no llegue el tráfago del mundo,
y, por muy furioso que bramara en torno a mí el ruido de la tormenta,
llevar la áurea corona de la luz del sol alrededor de mi cabeza.
De "Nubes"
En "Poesía"
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