19.8.25

Oriana Fallaci. Un Uomo*

Un rugido de dolor y de rabia se elevaba sobre la ciudad, y retronaba incesante, obsesivo, desplazando cualquier otro sonido, barriendo la gran mentira. Zi, zi, zi! Vive, vive, vive! Un rugido que no tenía nada de humano. De hecho no se elevaba de seres humanos, criaturas con dos brazos y dos piernas y un pensamiento propio, se elevaba de una bestia monstruosa y sin pensamiento, la muchedumbre, una especie de pulpo que a mediodía, incrustado de puños cerrados, de caras desfiguradas, de bocas contraídas, había invadido la plaza de la catedral ortodoxa después de alargar sus tentáculos por las calles adyacentes obstruyéndolas, sumergiéndolas con la implacabilidad de la lava que al desbordarse devora cualquier obstáculo, ensordeciéndolo con su zi, zi, zi. No había manera de escapar.


Principio de "Un uomo"
    

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