1.12.25

Cristina Rivera Garza. I. Acurrucarse

De la familia de los Orthomyxoviridae, las palabras
gripe o gripa proceden de la francesa
  
grippe; procedente 
del suizo alemán grupí:
   
acurrucarse
  
una enfermedad infecciosa de aves
y mamíferos, la influenza 
procede del italiano, un tipo
de virus ARN, de la familia
de los Orthomyxoviridae proceden
de la francesa palabra
del suizo del alemán procede del italiano
influenza la infección de las palabras
procedentes del virus de la familia
proceden de la causa 
infecciosa de las aves
de todas las aves, de todos
los mamíferos 
procedentes de la enfermedad
infecciosa de la familia
   
de las palabras
acurrucarse aves, acurrucarse
  
mamíferos.


De "La imaginación pública"
En "Me llamo cuerpo que no está. Poesía completa"
   

30.11.25

Giulia Rusconi. A los lugares que no se olvidan...

A los lugares que no se olvidan
mi lágrima de siempre. Quedarse
pegados nostálgicos al seno
de casa, no traicionar.
Y te destiñe el rostro
un pálido humor que se asoma
nuevo, pero oído apenas.


En "Sombra escrita. Diecisiete poetas italianas (1970-1995)"
    

29.11.25

Amparo Dávila. Ámbito del silencio

El silencio es un espejo negro
donde se ahogan todas las preguntas.

La tarde cerró de golpe sus ventanas
al invadir la voz los musgos del silencio.
  
Hay veces
que una palabra
pesa sobre el mundo
como un astro incendiado
recostado en el hombro de una rosa.
  
Es preciso callar.
Dejar que el agua ignore
su propio nombre,
sepultar en ataúdes de niebla
las voces de las hojas
y los tumbos del mar,
detenerse a envejecer
como las piedras,
ahogándose en palabras
nunca dichas.
  
Un muro de sal amarga
se calcina en la garganta
y puñales de luna congelada
mutilan gritos,
dejándonos
en la rama del viento
sin alas y sin voz.
  
Bien lo sé,
a mitad del sueño
existen muelles sombríos
donde el silencio tiene
potestad de nube.
   
La voz es una isla,
lágrima ardida
frente al mundo, en suspenso,
cercada por una soledad de multitudes.
  
Si todos supieran!...
  
El corazón lastima
como pétalo herido
al rodar del verano,
cuando la voz madura
y el día feliz ahonda
por los rincones de la brisa.
  
Pero no, olvidemos...
  
Llueve en el recuerdo
helada lluvia de ceniza
y el rostro de la voz
pálido y ciego
habita los espejos negros
de la ausencia.
  
Alguien me dice:
hay perlas ancladas
en el polvo de los días,
hay ecos golpeando
ventanas de futuro.
  
Pero es inútil asirse
a la infancia de la voz,
cuando la noche cubre el corazón
y en el silencio se ahogan las estrellas.
  
Dejemos que el día se marche
golpeándonos las sienes...


De "Perfil de soledades"
En "Poesía reunida"

28.11.25

Hiromi Kawakami. Algo que brilla como el mar

-Cómo te ha ido el día?-me pregunta mi madre todos los días.
-Bien, normal-le respondo yo.
«Bien» y «normal», siempre las dos mismas palabras. Las ocasiones en las que le doy una respuesta diferente se pueden contar con los dedos de una mano. Cuando tengo que responderle otra cosa, como «fatal» o «muy bien», intento no tenerla delante.
Es muy fácil no tener a mi madre delante, porque siempre está ocupada.


Principio de "Algo que brilla como el mar"
   

27.11.25

Natalia Litvinova. Me rodearon diez mujeres...

Me rodearon diez mujeres
con el cabello del color de la espiga
pegado a sus rostros
como si sudaran miel
  
giraban igual que los sufíes 
se acercaban, se alejaban
acariciándome con su viento
  
observé sus dientes 
llenos de incienso
y su lengua bífida 
fosforescente
  
quiénes son ustedes?
le pregunté a una
  
   tus ancestras
   
por qué danzan?
  
   para que no se apague el fuego
   de nuestros consejos
   
por qué suenan?
  
en los dobladillos tenemos agujas, hilo
  botellas de ouzo y metaxá 
    vendas, navajas
      cigarros, aceitunas
        y baklava 
   
para qué vinieron?
  
con el cordón umbilical 
  que nos cuelga entre las piernas
    te vamos a nutrir
cuando padezcas.


De "Amarilis"
     

26.11.25

Isabel de Naverán. Ritual de duelo

Son las doce de la mañana, la hora en la que paras todo para pensar en P. En mitad del pasillo, un gesto de recogimiento que replica El ángelus de Millet, para ir de fuera hacia dentro, y de dentro hacía lejos, donde está él, puede que haciendo eso mismo, pensaba yo al verte y al verle a él desde ti. Creo que así lo habíais acordado.


Principio de "El ritual de duelo"

25.11.25

María Mercedes Carranza. No ir al trabajo

Es un regreso a la infancia
con el gusto de lo prohibido
  pero no tanto,
con la inquietud de lo clandestino,
  pero no tanto.
Y con todo el tiempo por delante
  para no hacer,
  para nada.
Un día entero se despliega
con la magia de un mapa
  de mago
y muchas tentaciones vagas
se insinúan al azar, atropellan,
  se disuelven.
Pueden hacerse mil cosas
o solo existir en duermevela.
Es como irse del mundo porque sí
  porque no,
es un bajarse del amor si decir
  adiós.
Es la pausa que uno se regala
para creerse alguien o algo.
Todo termina en la tarde,
  a las 6 en punto,
y así lo anuncian las campanas
que llegan de San Diego.


De "Los placeres verdaderos
 (poemas inéditos)"
En "Poesía completa"
    

24.11.25

Harper Lee. El depósito del agua

Desde donde estaba sentado en el patio de la escuela, Abbie creyó ver el cielo y los campos tostados resplandecer justo donde se tocaban. Demasiado calor para batear la pelota. Gruñó y estiró las piernas bien tiesas sobre la hierba amarilla, preguntándose porque tenía los dedos gordos tan grandes, desproporcionados en comparación con el resto del pie. No era de esas crías que inspiran caricias, con las uñas mal cortadas en unas manos de dedos romos y nudillos ásperos y llenos de cicatrices, a juego con las rodillas. El pelo castaño le caía sobre la frente en un flequillo desgreñado, más largo de la cuenta, y sus enormes ojos estaban hundidos en las cuencas, con unos párpados tan caídos que parecían medio abiertos. Según decían, le daban un aire de perezosa.


Principio de "El depósito de agua"
En "La tierra del dulce porvenir"
    

23.11.25

Mariagiorgia Ulbar. La niña

La niña reconoce aquella nota
la ronca somnolencia de la voz
un fardo de tela que apoya
en la garganta entre las cuerdas, desarrollar
de un regalo la soledad grande.
   
*
   
Un regalo, la soledad grande sopla
en las mejillas como una caída
con todos los zapatos entre navajas
igual a como crece esa niña
igual a una flor entre las rocas.
   
*
   
Una flor entre las rocas se ve rara
un centelleo amarillo cuando baja
la nieve primera nieve, y silencio
silencio que no tiene el origen
la niña origen tampoco
por siempre antes y después, muy grande.
   
*
   
Antes y después muy grande y alrededor
y en el centro un centro que se mueve
un pedúnculo ondulado, hilo estrecho
que tiene y niega ingreso fácil
a las hordas del hielo y de la muerte.
   
*
   
A las hordas del hielo y de la muerte
opone aquella niña imprudencia 
de calor y de otra muerte más distinta
infinita más poquísima
nota ronca inocua en la roca, íntima.



En "Sombra escrita. Diecisiete poetas italianas (1970-1995)"
    

22.11.25

Concha de Marco. La Muerte en posición con La Emperatriz

No te vayas, le dijo,
con la mano extendida pidiendo una limosna.
No te vayas,
que me quedaré ciego,
me moriré en el acto en que pases la línea 
tan sutil como el hilo
      que tejió la araña.
Estoy dispuesto a amar lo que tú ames.
Si te vas, te llevarás contigo
el pequeño secreto
      con que cada minuto es soportado,
vagaré por indecisiones trascendentales,
y las cosas diarias
se dispondrán tan arbitrariamente como en sueños,
desordenadas y sin lógica.
      Tu tarea,
aunque no quieras tú, no ha terminado.


De "Tarot"