15.9.25

Roberta Dapunt. Verso ladino, tan inquieto es mi escribirte...

Verso ladino, tan inquieto es mi escribirte.
Observas desde la ventana y ves antes que nada tiempo y estación,
ningún pensamiento para la gente ladina, ningún país natal.
Escasa confianza en mi confesión,
un pater, ave, gloria en orden antes de partir.
Las raíces, levantarlas, desarraigar ojos y orejas, irse
y dejar que manos y pies recorran pasturas más fecundas.
Nutrir, engrosar palabras, el punto de vista
y sin embargo mirar hacia atrás por una estrecha rendija.


En "Sombra escrita. Diecisiete poetas italianas (1970-1995)"
    

14.9.25

Ernestina de Champourcin. La pared transparente

Huele a sol y a resina.
Crece el pino apuntando
a una meta celeste.
La mañana suspensa
en un jardín remoto,
una rosa perdida
que perfuma el recuerdo.
   
Terminar el poema?
Dejarlo tembloroso
como una rosa viva
pendiente de su sombra.
Aletea el silencio.
Alguien viene a buscarme
y huele a eternidad
solamente un minuto.


(Del libro "La pared transparente")


En "Mujeres del 27. Antología poética"
    

13.9.25

Mary Oliver. Plegaria

Que nunca deje de ser traviesa, 
que nunca deje de ser atrevida.
   
Que mis cenizas, cuando las tengas, amiga,
y las entregues al océano,
   
salten en la espuma de las olas,
amando aún el movimiento,
   
aún dispuestas, más allá de todo,
a danzar por el mundo.

De "Evidencia"
En "Devociones"
     

12.9.25

Ruth Klüger. Seguir viviendo

La muerte, no el sexo, era el secreto del que hablaban a media voz las personas mayores, el secreto del que a una le hubiese gustado oír más. Yo aseguraba que no podía dormir, suplicaba que me dejasen coger el sueño en el sofá del cuarto de estar (en realidad decíamos "salón"), luego no me dormía, lógicamente; con la cabeza debajo de la manta esperaba captar algo de las aterradoras noticias que circulaban en torno a la mesa. Algunas versaban sobre gente desconocida, otras sobre parientes, siempre sobre judíos. Había uno, muy joven, llamémoslo Hans, un primo de mi madre, lo tuvieron en Buchenwald, pero solo por un tiempo limitado. Después volvió a casa, estaba aterrorizado, había tenido que jurar que no contaría nada, y no contó nada, o sí, o solo a su madre? Las voces en torno a la mesa, difusas pero todavía audibles, eran casi exclusivamente voces femeninas. Lo habían torturado, cómo es eso, cómo se resiste eso? Pero estaba vivo, gracias a Dios.


Principio de "Seguir viviendo"
    

11.9.25

Herta Müller cita a Ruth Klüger

En Rumanía, mucha gente se aferraba a poemas. Pensaba a través de ellos para poder estar a solas consigo mismo durante unos instantes: versos breves en la cabeza, respiración breve en la boca, gestos breves en el cuerpo. Los poemas casan bien con la inseguridad, uno logra controlarse a través de sus palabras. Son un pedacito de ancla que puede llevarse en la cabeza. Se pueden recitar enteros, palabra por palabra y sin hacer ruido.
Ruth Klüger habla de "lenguaje sometido a la disciplina del verso" en un tiempo que no ofrece donde agarrarse. Recitando poemas para sus adentros, lograba mantenerse firme durante las largas horas en que los soldados pasaban lista a los prisioneros de Auschwitz. Theodor Kramer se escribía a sí mismo al menos un poema diario.


De "En la trampa"
    

10.9.25

Elizabeth Strout. Me llamo Lucy Barton

Hubo una época, hace ya muchos años, en la que tuve que estar en el hospital durante casi nueve semanas. Era en Nueva York, y por la noche tenía desde mi cama una vista clara, justo enfrente, del edificio Chrysler, con su esplendor geométrico de luces. Durante el día la belleza del edificio se atenuaba, poco a poco se convertía simplemente en una gran estructura más recortada contra un cielo azul, y todos los edificios de la ciudad parecían distantes, silenciosos, remotos. 


Principio de "Me llamo Lucy Barton"
   

9.9.25

Elisa Biagini. Bajo el volcán (al confín entre el viento y la voz)

consistencia alcanzada:
tu mirada ha recompuesto
                           los átomos, 
la densidad hormonal recobrada
en este labio,
             iguana
emergida en el sol. 


En "Sombra escrita. Diecisiete poetas italianas (1970-1995)"
    

8.9.25

Ida Jessen. Una nueva época

3 de enero de 1904

Ya estoy en camino. Con el equipaje listo. Y sin tiempo siquiera para escribir estas líneas. Luego sigo.



19 de mayo de 1905

Ayer vino...



8 de octubre de 1927, Thyregod

Han recogido tanto la casa estos últimos días que se me ha ocurrido que a lo mejor yo también tenía algo que quitar de en medio, algo que esconder. Pero qué? Y de quién? Aun así, he ido al piso de arriba y, en el armario del cuartito, al fondo de una vieja caja de municiones, he encontrado este diario. No lo recuerdo en absoluto.


Principio de "Una nueva época"
    

7.9.25

María Teresa Roca de Togores. Constelan la noche...

Constelan la noche 
bosques de misterios.
En sus estancados
lagos de silencio
converge el amor
de los que se fueron.
Con bordes de estrellas
se unen los fragmentos 
de infinitos mundos
de antiguos secretos.
Sus ramas de ausencia
perfuman el viento.


(Del libro "El puente de humo")


En "Mujeres del 27. Antología poética"
    

6.9.25

María Luisa Bombal. Escribir como nace la tierra

Me parece que he nacido para mis obras junto con mi destino.
  
Siempre me ha costado mucho escribir. No soy de aquellas para quienes el escribir es una fuente de felicidad.
   
Para mí (escribir) es doloroso.
  
Y un trabajo lento, muy lento. «Qué hiciste todo el verano?», me preguntó una amiga hace un par de años. «Escribir un cuento», le respondí. 
   
Lo difícil para mí no es concebir una obra, sino construirla y elaborarla: el trabajo de precisión. Para mí el goce está en sentir un libro y fijarlo con notas. Lo siento terminado dentro de mí. Lo que me hastía es escribirlo.


De "Escribir como nace la tierra"