Por dos pupilas verdes... tanto y tanto penar!
Yo que tengo las hojas, los montes y el palmar,
y el verde ágil y luminoso del mar...!
Haber penado tanto por un parco decir!
Yo que tengo la brisa, y el reír y el gemir
de los pájaros ávidos del tramonto zafir...!
Por dos brazos relentes haber penado tanto!
Yo que tengo la tierra, y el perfume en su manto,
y la lluvia en la noche, que me acuna a su canto!
"Ya no viene...!" solloza la sombra que te aguarda,
vagabunda en la tarde, donde sin fin te pierdes!
Y lloran los almendros sobre la tierra parda,
dos grandes hojas verdes!
"Ya no viene...!" musita el coquí entre las frondas
remendando mi angustia en su silbar-lamento!
Y lleva en el silencio el bogar de las ondas,
las gotas de tu acento!
Esta noche la luna... qué triste globo yerto!
Tu camino sin pasos sus rayos tocarán
como tocan la tumba cerrada del que ha muerto.
Ya no viene, no viene! Ya nunca escucharán
tus palabras en éxtasis los bejucos temblantes!
Nunca jamás las palmas tu senda escoltarán
al rodar a tus pies las cocuisas errantes!
Ya no viene... no viene...! dice la atroz canción,
todo lo que te aguarda, como una imprecación.
(Acá adentro en mi pecho, sin fe, sin ilusión
"ya no viene"-retumba estoico el corazón...)
De "Trópico amargo"
En "De la herida a la gloria. Poesía completa"