26.3.25

Edna O'Brien. James Joyce

Había una vez

Había una vez un hombre que iba caminando por Dublín y se dio a sí mismo el nombre de Dedalus en honor a Dédalo, el hechicero, constructor de laberintos y artífice de alas para Ícaro, que voló tan cerca del sol que se cayó, del mismo modo que el dublinés y apostólico James Joyce cayó en las profundidades de un mundo de palabras, desde las "epifanías" de su juventud hasta el "caosmos" verbal de sus últimos años.


Principio de "James Joyce"
    

25.3.25

Elena Andrés. Águilas del amor

Qué tienes tú que ver
con las aves en cruz de los brazos abiertos!
Águilas del amor que navegan espacios.
Los brazos poderosos como pájaros míticos,
que vuelan penitentes
(el vigor constructivo inquebrantable).
Fuertes, auxiliadores.
   
Ved su cortante vuelo peregrino
por atmósferas rojas.
Hendiendo tempestades, rescatando
a niños paranoicos,
que se creyeron ángeles, subieron
(alas de remolino de una ilusión endeble coloreada)
a un cielo de oquedad, gimen vacío.
   
Y ya iban a caer
a un limbo de sarcasmo.
Sus caras tan redondas
de mejillas infladas,
como gráficos vientos de barrocas
cartografías azules.
Oh, locos querubines de alas de papel rosa!
Los brazos voladores
con qué amor os detienen la caída!
Con qué amor os contienen: ya dormidos.
   
Qué digno es vuestro sueño, la ternura
de una gota de azar en vuestros párpados.
Volveréis a nacer?
Sonreís al infinito en vuestro sueño?
   
Los brazos surcadores, cósmicos, del amor
por los espacios.


En "Los cien mejores poemas de amor en español"
     

24.3.25

Helga Flatland. Una familia moderna

LIV

Los Alpes parecen dientes de tiburón, sobresalen por encima del cielo cubierto de nubes de Europa Central en un mordisco que no cesa. Empujan el viento en distintas direcciones, intentan desgarrar el avión por todos los lados y aquí sentados somos tan pequeños, las cabezas que tengo delante se mecen al compás. En el paisaje que se extiende a nuestros pies, más de la mitad de la población cree que está bien pegar a los hijos, pienso, y busco a mis prpios hijos con la mirada, pero están ocultos tras el respaldo, cuatro filas delante de mí. A su lado, Olaf reparte el peso de la cabeza entre la pared del avión y el asiento. Delante de él se asoma el pelo rubio de Ellen. Entre los asientos veo que mamá duerme apoyada en su hombro. Papá baja por el pasillo con sus nuevos cascos Bose alrededor del cuello. Se los ha llevado al baño? Le sonrío en un destello de ternura, pero él no me ve. Se sienta al lado de Håkon, solo le veo parte de la cara, los pómulos marcados y la punta de la nariz, que se ve azulada con la luz del portátil que tiene delante.
Podrían ser cualquiera. Podríamos ser cualquiera.


Principio de "Una familia moderna"
     

23.3.25

Vanessa Pina Castro. 1

Pienso en números, en días,
en un domingo quizá, en años.
Pienso hasta la migraña,
hasta la jaqueca palpitante,
clavándome como una estaca
rótulos, hitos, carteles
de "prohibido olvidar".
Fue un día como hoy:
cruz en el calendario.
Fue cuándo, cuánto ya:
y las copas de los árboles se burlan
bailando lentas como en un juego.
Pero qué importan al final las fechas
que se revuelven en los árboles
y en el pelo.
Qué importan las primaveras,
los inviernos, las fotos robadas,
el carmín de uñas,
un almizcle guardado
en algún baúl del recuerdo.
Qué importan los calendarios.
Importa que tú no estás
y que yo te echo de menos.


De "Calendarios"
     

22.3.25

Colette. Hermosas estaciones

He recibido del Midi un pequeño haz de «cortes» de almendro, sacrificados anualmente a la subida de la savia. Cada rama blande aún sus botones todavía cerrados; mañana, en un jarrón lleno de agua tibia, se abrirán las flores como estrellas que parecen de cera rosada, al mismo tiempo que exhalarán su perfume alado, melado, reconocible entre todos los perfumes. Dichoso Midi! Desde el mes de enero tiene junquillos, almendros, mimosa en grandes nubes amarillas, el clavel rústico, las anémonas, mientras el resto de Francia sigue envarado de frío.


Principio de "Hermosas estaciones"
    

21.3.25

Margaret Randall. Todo lo que cantamos

Todo lo que cantamos puede perderse. Lo que fue
y ya no es o lo que nunca fue.
Un poema: es eterno hasta que alguien lo escribe.
Este es mi momento único:
Soy mortal, y sin embargo, ignorante de mi mortalidad.
   
Hoy que cualquiera puede dejar la misma marca
busco y no encuentro mi cara en los espejos.
Escribo este silencio
para que algún sonido pueda contradecirlo
y se descubra: humano y errado.


De "Contra la atrocidad"
    

20.3.25

María Elvira Lacaci. Canta

Y me pesó tu dedo
lo mismo que un gran manto
de hierro
que pendiera
de mis desnudos hombros.
Y me pesó tu dedo
cuando me señalaste el corazón -esta mañana-,
mientras el aire,
el aire enrarecido de mi alcoba,
volteaba un sonido: 
Canta
Y quise huir, Temí. Me encogí hasta el abismo
de la angustia
porque pesaba mucho tu palabra
Canta
Déjame como siempre
volar por la palabra. Libre. Suelta.
Que yo te cantaré como hasta ahora.
Pero no vuelvas a decirme:
Canta


En "Los cien mejores poemas de amor en español"
    

19.3.25

Clara Lair. Fantasía de olvido

Por dos pupilas verdes... tanto y tanto penar!
Yo que tengo las hojas, los montes y el palmar,
y el verde ágil y luminoso del mar...!
Haber penado tanto por un parco decir!
Yo que tengo la brisa, y el reír y el gemir
de los pájaros ávidos del tramonto zafir...!
Por dos brazos relentes haber penado tanto!
Yo que tengo la tierra, y el perfume en su manto,
y la lluvia en la noche, que me acuna a su canto!
"Ya no viene...!" solloza la sombra que te aguarda,
vagabunda en la tarde, donde sin fin te pierdes!
Y lloran los almendros sobre la tierra parda,
dos grandes hojas verdes!
"Ya no viene...!" musita el coquí entre las frondas
remendando mi angustia en su silbar-lamento!
Y lleva en el silencio el bogar de las ondas,
las gotas de tu acento!
Esta noche la luna... qué triste globo yerto!
Tu camino sin pasos sus rayos tocarán 
como tocan la tumba cerrada del que ha muerto.
Ya no viene, no viene! Ya nunca escucharán 
tus palabras en éxtasis los bejucos temblantes!
Nunca jamás las palmas tu senda escoltarán
al rodar a tus pies las cocuisas errantes!
Ya no viene... no viene...! dice la atroz canción,
todo lo que te aguarda, como una imprecación. 
(Acá adentro en mi pecho, sin fe, sin ilusión 
"ya no viene"-retumba estoico el corazón...)


De "Trópico amargo"
En "De la herida a la gloria. Poesía completa"
    

18.3.25

Nathalie Léger. Solo hay un lugar...

Cuando estoy charlando, a menudo también me dan ganas de hacerte un lugar. Es como una fidelidad, pero termino aprendiendo que esa fidelidad debería guardarse en secreto (secretas tus sorpresas, tus vacilaciones, las aristas de tu pensamiento, tu valor y tu dulzura, lo mucho que te gustaba el esquí y la astrofísica, lo mucho que querías a tus hijos, tu manera de conversar, de emocionarte, de dejarte llevar, de quedarte callado, de dormirte, de reír, las notas de tu risa, tu manera de tocar la punta de mis dedos con la punta de los tuyos, de mostrarte intimidado, desdichado, torpe, soberbio, tu manera de amar, de amar, no termino más). Solo hay un lugar donde se pueden reunir esas cosas, la escritura: única materia de este testimonio, a la vez tierra, cajón y cuerpo.


De "En busca del cielo"
    

17.3.25

Pino Betancor. Belleza total

Qué lindo eres, amor, aunque no seas
más largo que una noche de verano.
Aunque no tengas más valor que una
larga rosa en el hueco de una mano.

Qué lindo eres, amor, apenas duras
lño que dura un ensueño. Mas qué importa
tu brevedad de pájaro y de brisa.
La belleza total ha de ser corta.
  
Qué lindo eres, amor. Hoy que no tengo
tu corona ciñéndome la frente,
tu perfume salvaje entre los labios,
despoblada me siento de repente.
   
Ven otra vez, amor, aunque de nuevo
seas una luz lejana, aunque un instante
me dure la ilusión de tu belleza
y te vuelvas de nuevo gris, distante.
  
Ven otra vez, amor. Ahora que entiendo
tu brevedad de flor, sabré adorarte
sin preguntar, sin esperar siquiera
más que tu azul placer sobre mi carne.


En "Los cien mejores poemas de amor en español"