"Sonriente esperó. Entonces entró la anciana señora Swithin. También levantó la vista, pero no la dirigió a los adornos. A las golondrinas, sin duda.
- Vienen todos los años- dijo- son las mismas.
La señora Manresa sonrió con benevolencia, siguiéndole la corriente a aquella fantasiosa anciana. Era muy improbable, pensó, que fuesen las mismas".
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