"Bajaré por el sendero que conduce al nogal y al espino hasta llegar al pozo de los deseos, en el que el hijo pequeño de la lavandera- dejó caer dos terrones de azucar en el té- arrojó un alfiler. Consiguió el caballo según dicen. Pero qué deseo puedo yo arrojar al pozo? Miró alrededor. No veía al hombre vestido de gris, al caballero terrateniente; ni veía a conocido alguno. Que me cubran las aguas- añadió. Del pozo de los deseos.
Fragmento de "Entre Actos"
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