20.10.10

Sor Juana Inés de la Cruz. En que satisface un recelo con la retórica del llanto

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus facciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;

y amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía:
pues entre el llanto, que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.

Baste ya de rigores, mi bien, baste;
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste

con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en líquido viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.

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