Pensé: "Soy una extraña y siempre seré una extraña. Y lo cierto es que en realidad nunca me ha importado. A lo mejor no es culpa mía, pero no me preocupa. No me gusta la gente. No la odio, ellos sí odian, pero no me gusta lo que a ellos les gusta. No quiero sus luces, ni sus regalos envueltos en papel de oro y plata. Tampoco quiero la estrella en la punta. No sé lo que quiero. Y aunque lo supiera no podría decirlo, porque no hablo el mismo lenguaje, y nunca llegaré a hablarlo".
Fragmento de "Una sonrisa, por favor"
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