Seré benéfica y mínima
Como la flor de la salvia
Si tú me dejas seguirte
Y estar contigo en tu casa.
Cuando tú quieras silencio
Seré silencio yo misma
Haré más lentos mis pulsos,
Haré callada la risa,
¡Y he de ser como una sombra
Que a tu costado se ovilla!
Cuando vuelvas de la calle
Hastiado, amargo, sediento,
Como agua clara del río
Será para ti mi cuerpo.
Y almohada de trébol nuevo,
Mi brazo, para tu nuca.
Sobre tu sienes ardientes,
Frescas, mis manos desnudas.
Deja que sea a tu lado
Como una sombra ligera,
Una sombra que tuviese
Fragancia de madreselva.
¡Sueño ceñirme a tu vida
igual que una enredadera!
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