Largo crujido siniestro lanzó a la noche el cristal de
plata.
Una, dos... calló la hora, metal frío de planeta en la
rigidez del páramo.
Epiléptica de calentura la luna se dio a los balcones.
y el cadaver de mi risa es una esmeralda blanda que
al deshacerse vuelve en la superficie argollas y cruces
brillantes.
De "Anuarí"
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