15.10.12

Pilar de Valderrama. Dolor fecundo

¡Oh, vida! cuando dueles, viene un llano callado
a humedecer la tierra de nuestro corazón.
Es un llorar por dentro, de todos ignorado.
Los ojos están secos como una negación.

Sólo en la boca un rictus, sólo un surco en la frente
por instantes nos muda la expresión de la faz.
Nuestras manos quisieran ser un garfio potente
que arrancando esta vida nos trajera la paz.

Mas la negra semilla se va abriendo en el fondo.
El prodigio ¡Quién sabe cómo se realizó!
Aquel llanto invisible penetró en lo más hondo
y a las turbias acequias de la angustía, llegó...

¡Oh, simiente de penas! ¡Ay, amarga simiente!
¡Cómo endulzas, a veces, con tu propio amargor!
Cuando la vida duele, duele infinitamente,
en la raiz del alma nace una nueva flor.


De la antología de poetisas españolas
Tomo II: de 1901 a 1939
de la editorial Torremozas.

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