Sonetos, lámparas de plata, que iluminaron
En Aviñón el claustro de Laura y su belleza;
Rosario cristalino donde se desgranaron
Miguel Ángel y su amada en la misma tristeza.
Sonetos, rosal de Ronsard rojo coronado
Su Elena a medianoche y al alba su Casandra;
Llave de países que Shakespeare abrió pasando,
Mapa del viaje negro donde el amor relumbra.
Deseos, dolores, destinos y años nuestros
A merced de las rimas alterando sus rastros;
Al lento cuarteto sigue el terceto veloz
Y cuando recorremos las estelas sin voz,
Catorce cisnes blancos o catorce palomas,
Catorce ángeles guardan el pasado en las cimas.
De "Las caridades de Alcipo y otros poemas"
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