Habían llegado a ese punto memorable en toda historia del corazón en que, por vez primera, el hombre, parece obtuso y la mujer irracional. Al reflexionar sobre ello, era la abundancia de las intenciones de él lo que la consolaba, compensando lo que les faltaba en calidad. Después de todo, hubiera sido peor, incalculablemente peor, haber percibido una excesiva predisposición a comprenderla.
De "Almas rezagadas"
No hay comentarios:
Publicar un comentario