Una mujer que regresó tras largos años de exilio por diversos campos, me contó que ella y sus compañeras de infortunio buscaban consuelo en las poesías que ella, por suerte, recordaba de memoria; que les gustaban, sobre todo, los poemas juveniles de Mandelstam: "Pero amo esta pobre tierra, porque otra no he visto..."
De "Contra toda esperanza"
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