Me dirijo hoy a ti encorvada de fragilidad y con los labios quemados por la sal del llanto. Dónde están los grandes versos y las risas, y los hermosos descubrimientos que se hacen de uno mismo? Dónde mi corazón latiendo deprisa por ese compromiso apasionado más fuerte que el deseo, y el silencio de las dunas donde asaltaba el amor?
De "Para un ruiseñor"
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