10.2.21

Marja-Liisa Vartio. Suyos eran los pájaros

-Bueno, no hablemos más del asunto.
-No, pero si yo no...
-Cómo habría podido decir yo algo tan tonto? -dijo la deana-. Tan tonta no soy.
Alma guardaba silencio.
-Las cosas como son, si el chantre hubiese corrido enseguida a dar la alarma, la rectoría no se habría quemado.
-Acaso no fue el chantre quien los despertó?
-Sí, después. Pero, en un principio, aunque vio que la rectoría estaba ardiendo, no hizo nada.
-Las llamas no aparecieron tan rápido. Y el chantre tomó el humo por niebla -dijo Alma.
-Ay, ay, acaso Alma estaba allí? Por qué lo dice?
-Usted misma dijo que el chantre lo tomó por niebla. Cómo si no iba yo a saberlo?
-Ay, ay.
-Ésas fueron sus palabras, pero bueno, qué más da, yo no afirmo nada.
-No hablemos más del asunto -dijo la deana-. Dejémoslo estar.


Principio de "Suyos eran los pájaros"
    

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