27.11.15

Magda Szabó. La balada de Iza

   La noticia llegó por la mañana, mientras tostaba el pan al fuego.
   Hacia unos meses Iza les había mandado un ingenioso aparato entre cuyos filamentos eléctricos las rebanadas se tostaban hasta adquirir un suave tono dorado; lo miró un momento, le dio un par de vueltas entre sus manos, luego lo metió en el fondo del armario de la cocina, con caja y todo, y no lo volvió a sacar. Desconfiaba de las máquinas; en realidad ni siquiera confiaba en cosas tan cotidianas y ordinarias como la electricidad.


Principio de "La balada de Iza"
    

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