Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde. A los dieciocho años ya era demasiado tarde. Entre los dieciocho y los veinticinco años mi rostro emprendió un camino imprevisto. A los dieciocho años envejeci. No sé si a todo el mundo le ocurre lo mismo, nunca lo he preguntado.
De "El amante"
No hay comentarios:
Publicar un comentario