2.3.16

Fadwa Tuqan. Cuando para una brisa sobre cincuenta cuerdas...

[...] cuando para una brisa sobre cincuenta cuerdas.
Qué cincuenta sangrantes melodías!
Cómo pudo la alberca de sangre hacerse estrellas y árboles?
[...]
Ay, espiga en el pecho de los campos!
Tu canto dice aún:
Si supiera el secreto del árbol!
Si enterrara todas las palabras ya muertas!
Si tuviera la fuerza de la tumba silente!
-oh mano avergonzada que pulsa esas cincuenta cuerdas!-
Si escribiera mi historia
con la hoz,
y mi vida con el hacha...




En "La voz de las mujeres acalladas"
de Clara Janés

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