las bayas rojas de la ceniza del monte
y en el cielo oscuro
las migraciones nocturnas de los pájaros.
Me entristece pensar
que los muertos no van a verlas:
esas cosas de las que dependemos
desaparecen.
Qué hará entonces el alma para consolarse?
Me dijo que quizá no necesite
ya esos placeres;
quizá sencillamente no ser baste
por duro que resulte imaginarlo.
De "Averno"
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