celos, nunca acabáis de atormentarnos;
injustos celos, no queréis dejarnos,
pues que siempre nos dais tantos desvelos.
Ladrones sois de el nombre de los cielos,
que os disfrazáis ansí para matarnos,
pues de vuestra ponzoña no hay librarnos,
aunque más por huir alcemos vuelos.
Veneno sois, bastardos, mal nacidos,
del alma pena y de la vida infierno,
flecha del corazón, del pecho fuego,
donde se abrazan todos los sentidos,
y al fin sois, celos, un tormento eterno
laberinto intrincado de amor ciego.
En la "Antología de poetas españolas.
De la generación del 27 al siglo XV"
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