1.9.18

Luisa de Carvajal y Mendoza. En el siniestro brazo recostada...

En el siniestro brazo recostada
de su amado pastor, Silvia dormía,
y con la diestra mano la tenía
con un estrecho abrazo a sí allegada.

Y de aquel dulce sueño recordaba,
le dijo: "El corazón del alma mía
vela, y yo duermo. Ay! Suma alegría,
cuál me tiene tu amor tan traspasada.

Ninfas del paraíso soberanas,
sabed que estoy enferma y muy herida
de unos abrasadísimos amores.

Cercadme de odoríferas manzanas,
pues me veis, como fénix, encendida,
y cercadme también de amenas flores".


En la "Antología de poetas españolas.
De la generación del 27 al siglo XV"
     

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