Mis trapos tendidos ventean contra el gris severo del atardecer.
Es hora de cenar, el aire se hace más frío.
Se apilan las hojas en pequeños montones.
Luz en las ventanas de la cocina.
Húmedos misterios de la noche asoman apenas entreabiertos.
Es hora de llamar a mamá.
Deja que timbre.
Seis.
Siete.
Ocho..., ella
levanta el auricular, espera.
En las huecas distancias acaso los ratoncillos corretean irónicos.
De "Decreación"
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