pechos blancos con curvas llanas como tapaderas de platos de sopa,
pezones brillantes como bayas, moteadas en inmutables.
Con las piernas en algún lugar de la cama como esos
peces grandes de plata que desfallecen sobre el borde de la mesa.
Escena de destrucción, escena de paz perfecta,
sexo radiante y tranquilo y luminoso como el
faisán muerto escarlata y azul todo
bermellón pluma en el cuello y herida profunda en el cuerpo,
y en el centro de mi frente una gota de agua
redonda y opalescente, y en ella
el autorretrato del artista, al revés,
desnudo, abrazando tus pinceles que gotean como antorchas de luz.
De "La célula de oro"
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