Era un miedo mayor que el que se tiene a la muerte, según las revistas. La muerte ocupaba el cuarto lugar. Después de la mutilación, que era el tercero, y el divorcio, el segundo. El número uno, el verdadero miedo al cual la muerte no se podía aproximar, era a hablar en público. Abby Mallon lo sabía muy bien, y por eso le gustaba el trabajo que tenía en la editorial Test Académicos: tenía que trabajar con las palabras de manera privada.
De "Que es más de lo que puedo decir de ciertas personas"
En el libro "Pájaros de América"
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