Me puedo recordar en Sunion hace años
adolorida, con un pie infectado, Filóctetes
con forma de mujer, cojeando por el largo sendero,
recostada sobre un promontorio junto al obscuro mar,
la extendida mirada sobre las rojas rocas donde un mudo
espiral blanco me reveló al estallar de una ola,
imaginando la fuerza del agua desde esa altura,
consciente que mi oficio no era el suicidio,
pero en todo momento amamantando, sintiendo esa herida.
Ya pasó. La mujer que alimentaba
su dolor ha muerto. Yo soy de su linaje.
Amo la piel cicatrizada que heredé,
pero quiero caminar contigo desde ahora,
luchando contra la tentación de hacer oficio del dolor.
De "Veintiún poemas de amor"
En una antología poética
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