Repasando los Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas, de Manuel Serrano Sanz, que abarca de 1404 a 1833, llaman la atención dos particularidades comunes a la gran mayoría de estas mujeres, que podrían ayudar como punto de partida para el examen de su labor.
En primer lugar se constata que, casi sin excepción, todas fueron autodidactas, y la satisfacción de leer tuvieron que procurársela a hurtadillas, como un lujo casi pecaminoso. No es de extrañar, si tenemos en cuenta que hasta llegar al padre Feijoo, primer paladín bienintencionado en defensa del sexo femenino, son incontables los tratados y sermonarios donde se tenía por peligroso y nocivo cualquier tipo de instrucción que las mujeres no recibieran a través de los libros de devoción o de las enseñanzas de carácter doméstico recibidas por vía materna.
De "Mirando a través de la ventana"
uno de los ensayos de "Desde la ventana"
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