Todos mis muros se pierden en espejos,
en los que trazo
mi yo con la mano derecha, mi yo con la mano izquierda,
mi yo en todas partes,
esa solitaria figura que es la mía,
ese rostro anhelante que es el mío.
Poema de Christina Rossetti
En el libro "Cómo acabar con la escritura de las mujeres"
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