Leo con gozo y envidia las vidas de las grandes revolucionarias de la historia: "las amazonas de Moscú", que actuaron de mil ochocientos sesenta a mil ochocientos noventa y colaboraron en el asesinato del zar; las petroleuses, que levantaron barricadas en las calles de París para defender la Comuna, y todas esas mujeres obstinadas y valientes que han dedicado su vida a la revolución: Rosa Luxemburgo, Emma Goldman, Louise Michel, La Pasionaria...
Sus vidas son sinceras, sus memorias conmovedoras. Comienzan relatando las circunstancias que rodearon su nacimiento y pasan inmediatamente a describir el incidente crucial de su infancia, ese momento decisivo en que la visión de una crueldad abominable o la bondad de un adulto que se interesa por ellas (una tía, una profesora...), viene a sacarlas de su sueño infantil para enfrentarlas con su destino. Meditan primero y se lanzan después directamente a leer el libro que habrá de cambiar sus vidas para siempre con sus revelaciones sorprendentes o la presentación de esa idea que hará de su existir una entrega implacable. Ya nada les impedirá abandonar su provincia para dirigirse a San Petersburgo, a Zurich, a Ginebra, o a París, ciudades donde "las nuevas ideas flotan en el aire". Mientras estudian medicina en la universidad, o filosofía en pequeños grupos integrados por trabajadores, permanecen despiertas por la noche, a veces hasta la madrugada, discutiendo apasionadamente esas ideas nuevas con su "pequeño círculo", o leyendo los libros prohibidos que pasan secretamente de mano en mano, hasta que, finalmente, dan ese paso irrevocable que les lleva a unir sus vidas a las de sus camaradas dedicadas a "la Gran Causa" de "nuestra generación". (A veces hablan de amor, pero los hombres no son, de ningún modo, el elemento más importante de sus vidas.) Mucho antes de su muerte, para la cual están preparadas en todo momento, todas ellas saben cuáles son exactamente las palabras que quieren legar a la posteridad.
Principio de "Cuestiones candentes"
No hay comentarios:
Publicar un comentario