18.3.20

Lydia Dávila. Yo, Lydia

Yo, Lydia: soy la flor migratoria de unas cuantas 
   romerías en el camino.
Yo, Lydia: soy el claro de luna que prendió
   inquietudes
en tu sangre de gitanos amores...
Yo, Lydia: soy la casta visión de Sandor.
Por él soy infinita, con tibieza de tarde y
   desgarramiento de nieve.
Sabes? hay enervaduras de carne en mis poemas
   de hembra: hembra mala...
hembra buena. Me tienta la nostalgia de sus ojos
   enfermos
y es un pecado la encarnación más perfecta de
   mi deseo...
Yo, Lydia: asesino a los minutos en locas
   sensaciones...
Y, como Santa Teresa, Kempis o Smiles, me apago
   en una insatisfacción 
el sagrario: desvanecimientos eternos, vagidos en 
   floración,
vértigos en mi sangre...
Yo, Lydia: soy la mujer más bella. Si tú me vieras...!
En el vaso consagrado de mi cuerpo se derramó 
una greguería de tentaciones.


(De Labios en llamas, 1935)


En la antología "Poesía soy yo.
Poetas en español del siglo XX (1886-1960)"
   

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