Y sabías que se sentaría y lo meditaría, como meditaba sus conversaciones, cada malentendido, cada discusión incluso, a veces cosas que habían quedado ya perfectamente claras y establecidas... incluso sobre esa separación secreta y conveniente que existe entre hombre y mujer, lo que les hace ser lo que son en sí mismos, su vida secreta, su recuerdo del pasado, su niñez, sus sueños. Esto era para Ellie tristeza, desdicha y aflicción.
De "La llave"
En el libro "Una cortina de follaje"
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