Eternas son la piedra y el árbol,
a nuestros ojos.
Los años pasan,
el hombre envejece,
la piedra no se altera,
las hojas, en un baile anual, se renuevan.
Frágil y sorda es la vista del homínido:
el castaño morirá y la piedra será polvo.
Sólo aquello que huye permanece,
sólo restará el recuerdo de la fuga.
La memoria
-como el barro-
no se irá.
(De Hamartia o Hacha, 2015)
En la antología "Poesía soy yo.
Poetas en español del siglo XX (1886-1960)"
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