Lansdowne Road
1937
El día comenzó a las siete menos cinco, cuando el despertador de Phyllis (regalo de su madre cuando entró a servir) sonó y siguió sonando y sonando hasta que lo apagó. La otra cama de hierro chirrió mientras Edna, refunfuñando, se daba la vuela y se acurrucada contra la pared; incluso en verano detestaba levantarse, y a veces en invierno Phyllis tenía que arrancarle las sábanas de un tirón. Se incorporó, se soltó la redecilla y empezó a quitarse los rulos: aquel día tenía la tarde libre, y se había lavado el pelo.
Principio de "Los años ligeros"
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