Caminaba casi a su lado, dos pasos por detrás. Ella no volvía la mirada. Dijo:
-No voy a hablar con usted.
-Lo entiendo perfectamente.
-Si lo entendiera perfectamente no andaría siguiéndome.
-Cuando un hombre lleva a una chica a cenar fuera, tiene que acompañarla de vuelta a casa.
-No, no tiene por qué. No si ella le dice que se vaya y la deje tranquila.
-No puedo evitarlo, así me educaron -dijo él. Pero cruzó la calle y caminó a su lado a lo largo de la otra acera. Cuando estaban a una manzana de donde ella vivía, él volvió a cruzar. Dijo:
-Quiero disculparme.
-No quiero oírlo. Y no se moleste en intentar explicarlo.
-Gracias. Me refiero a que prefiero no tener que explicarlo. Si le parece bien.
-Nada me parece bien. Lo que está bien no cabe en esta conversación -pese a todo, lo dijo en voz baja.
-Lo entiendo, claro. Pero no puedo resignarme.
-Nunca me he sentido tan avergonzada. En toda mi vida -dijo ella.
-Bueno, tampoco es que me conozca desde hace mucho -dijo él.
Ella se detuvo.
-Y ahora me viene con un chiste. Qué gracioso.
-Tengo un problema. Me hacen reír las cosas que no deberían. Me parece que ya le he hablado de eso.
Principio de "Jack"
No hay comentarios:
Publicar un comentario