Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces al día dais las gracias? Gracias por la sal, por la puerta, por la información.
Gracias por el cambio, por el pan, por el paquete de tabaco.
Unas gracias de cortesía, de conveniencia, automáticas, mecánicas. Casi huecas.
A veces tácitas.
A veces demasiado enfáticas: Gracias a ti. Gracias por todo. Infinitas gracias.
Gracias de verdad.
Unas gracias profesionales: Gracias por su respuesta, por su atención, por su colaboración.
Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces en la vida habéis dado realmente las gracias? Unas gracias sinceras. La expresión de vuestra gratitud, de vuestro agradecimiento, de vuestra deuda.
A quién?
Al profesor que os abrió la puerta al mundo de los libros? Al joven que intervino cuando os agredieron en la calle? Al médico que os salvó la vida?
A la vida misma?
Hoy a muerto una anciana a la que yo quería.
A menudo pensaba: "Le debo tanto." O: "Sin ella, probablemente ya no estaría aquí."
Pensaba: "Es tan importante para mí."
Importar, deber. Es así como se mide la gratitud?
En realidad, fui suficientemente agradecida? Le mostré mi agradecimiento como se merecía? Estuve a su lado cuando me necesitó, le hice compañía, fui constante?
Me pongo a pensar en los últimos meses, en las últimas horas. En las conversaciones que tuvimos, en las sonrisas, en los silencios.
Me vienen a la memoria los momentos compartidos. Otros los he olvidado. E invento los que me perdí.
Intento determinar el día en que me di cuenta de que algo había cambiado irremediablemente y empezaba la cuenta atrás.
Principio de "Las gratitudes"
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