Seríais el bien más preciado si vivierais eternamente,
pero, ay!, la eternidad es coto vedado a los humanos.
A muchos jóvenes he visto envejecer reuniendo coraje,
esperando riquezas y herencias de sus antepasados.
A lo más que debiera aspirar en este mundo un hombre
es a reunir virtudes que le procuraran un feliz traspaso.
Quien busca placeres y solo aprecia bienes materiales,
justo es que por sus vanos afanes sea reprochado.
No volváis la espalda a lo que tal vez os incordia,
pues nada conseguiréis vuestros deberes aplazando.
En "Gacelas de arena. Poesías árabes de la Edad de Oro"
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