15.2.22

Gladys Ilarregui. El cubrebocas / The Mask

Entonces, tomé la lámpara, la más pequeña, y fui, en
puntas de pie, hasta el armario. Busqué el libro, sigilo-
samente, pasé hoja por hoja; hasta que todo empezó a
temblar como si estuviera por llegar la muerte, y todo
se quedó inmóvil como si ya hubiese llegado.

Marosa di Giorgio

Esta tarde sin la máscara en la boca pensé en los besos
de las almohadas, los besos de las flores, los besos dados en los libros
apretados y amarillos como esas escenas donde la dicha corre
y en un mundo sin bocas y sin labios, las máscaras parecen ahogar
esos deseos de vivir, tan fuertemente apretados contra el pecho
como un osito dormido, como un punto de separación entre dos
mundos, (darnos las palabras) (darnos las bienvenidas sin labios)
(darnos las risas sin sonrisas) invisibles de los labios,
como quien los pone en remojo como un arroz, una ciruela
como si fueran a vivir debajo del agua, como un alga marina,
como una cosa del pasado.


De "Manifiesto de ruinas y destellos"
   

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