25.2.22

Sylvie Schenk. Rápido, tu vida

Como niña pequeña de los años cincuenta, sabes de tu inferioridad y preferirías ser un chico. El deseo hará que no te conviertas nunca al feminismo acérrimo. Los hombres son los actores más importantes de la humanidad. Cabría imaginarse a De Gaulle como mujer? El Grand Pic de la Meije, 3.983 metros, una de las cumbres más altas de tus Alpes, lo conquistaron, por supuesto, hombres valientes, Emmanuel Boileau de Castelnau y Pierre Gaspard. Además, los chicos cuentan con el ferviente amor de sus padres, pueden corretear al sol medio desnudos, no llevan accesorios ridículos como los bolsos, no se pintan los labios, no se empolvan las mejillas, no meten tripa y no llevan corsé como tu madre, una cosa atroz con varas que le deja marcas alargadas en el vientre. Una máscara de vientre. De ella cuelgan ganchos metálicos en los que se pueden sujetar medias de nailon. Cómo se llama esa máscara?, le preguntas a tu hermana mayor. Sex-Appeal, responde.
Y los chicos no se quedan embarazados.
Sí, eres una chica buena, cándida. Descubrirás mucho después que tu madre pudo ejercer su derecho al voto apenas diez años antes, al final de la Segunda Guerra Mundial. De todos modos, votará toda su vida igual que tu padre, y ella misma dice, con una sonrisa tímida, que no tiene ni idea. Es una mujer que hace punto. Con las agujas de punto se sienta en un mirador estrecho desde el que se puede contemplar la plaza central de la ciudad. En un dibujo, retratarías a tu pequeña madre haciendo punto sentada en un taburete, las bufandas que se despliegan de las agujas ocultarían poco a poco todos los mares y continentes.
Todas las mañanas tu pequeña madre llama a la puerta de la consulta y le pide a tu padre dentista el dinero para las compras del día. Él pregunta si es que se ha gastado ya los billetes de la víspera. A veces ella pide que le fíen.
Un día te encuentras un billete en la calle. Lo metes a escondidas en el monedero de tu madre.


Principio de "Rápido, tu vida"
    

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